Hasta que se nos terminaron, alternábamos la última de Dexter con la última de The Big Bang theory. Con la primera me suelo aburrir rapidito pero esta temporada merece la pena. La de los frikis sufre altibajos pero tiene momentos memorables.
Llegó el fatídico día en que se nos acabaron las dos. Lo intentamos con Arrested Development. Lo intentamos mucho porque llegamos a la segunda temporada, creo. Pero nada, que no nos hace de reir.
Finalmente y por culpa de la mula que me trae por la calle de la amargura y baja sólo las cosas que a mí no me apetecen ver, empezamos a ver El Mentalista. Y todo porque faltaban dos capítulos de Mad Men y tres de 30 Rock que era las que yo quería ver.
Le di un voto de confianza al rubio sabiendo que me iba a empezar a caer gordo en menos de tres capítulos. Al final ni eso.
¿Os acordáis de la entrañable serie de los 80 “Se ha escrito un crimen”? Pues disfrazas a Simon Baker a lo Sra. Doubtfire y es igualico igualico.
Es simple y tontorrona y sigue siempre el mismo patrón. Te enseñan sutilmente a un sospechoso, luego a otro (que siempre resulta ser el malo) y luego un tercero para despistar. Y así hasta que el chico observador pilla al malo en un renuncio. Un tostón.
A pesar de ser mala, cuenta como serie policiaca. Y ver tanta ficción del gremio nos iba a acabar pasando factura.
Los hábitos del sueño de Mi Santo son completamente opuestos a los míos. Yo me quedo frita en el sofá por la noche y me levanto por al mañana con cierta facilidad (en condiciones estándar). Él se va a la cama a regañadientes y luego no hay quien lo despierte. Pero últimamente se están cambiando las tornas. Muy raro.
El caso es que ayer, como buen domingo perro donde los haya, nos tragamos dos pelis y unos cuantos episodios de El Mentalista. A mitad del último percibo a mi lado izquierdo un ruido acompasado que se corresponde con una respiración más profunda y pausada de lo normal.
Se ha quedado frito. Es raro porque siempre me pasa a mí. Y luego le martirizo para que me cuente lo que me he perdido. En este sentido El Mentalista es agradecido… pero cuando estábamos viendo Twin Peaks Mi Santo las pasaba canutas y yo nunca entendía nada.
Cuando termina el episodio decido intentar despertarle.
- ¿Qué? ¿Nos vamos a la cama?
No hay respuesta. Pequeño zarandeo.
- ¿Que si nos vamos a la cama?
Parece que abre un ojo.
- Sí, sí, claro que nos vamos a la cama. Pero primero habrá que explicar lo de la sangre.
Bieeeeeeeeeeeeen. Por fin va a confesar su vena psicópata.
- ¿Qué sangre cariño?
- Pues la que han dejado ahí cuando se han llevado el cuerpo. ¿Qué sangre va a ser si no?
La conversación podría haber durado mucho más pero, mientras que yo me aguantaba la risa antes de contestar, se me volvió a quedar frito. Y no suele hilar muy bien los temas entre sueño y sueño.
Supongo que el hecho de que las dos pelis de esa tarde No es país para viejos (mala, mala, mala) y Déjame entrar (güena, güena, güena) ayudó a potenciar sus fantasías.
Algo me ha contado su madre alguna vez… pero de pequeño tenía que ser temeroso.