miércoles, 11 de noviembre de 2009

Por los pelos

¿Cómo es posible que me haya vuelto a pasar?

¿Mis explicaciones no fueron lo suficientemente claras?

¿Las especificaciones y gráficos adjuntos no fueron lo suficientemente precisos?

Entonces, ¿CÓMO SE EXPLICA QUE ME HAYAN VUELTO A DEJAR TAN HORRIBLE EN LA PELUQUERÍA?

No es que mi imagen me importe demasiado pero, joder, es que siempre es lo mismo. Empiezo a tener envidia de la mala (la única) a esas mujeres que dicen con orgullo: "yo es que sólo me corto el pelo en mi peluquería de toda la vida" o "a mí es que sólo me toca el pelo mi Paco". Y Paco no es su marido.

Viendo las pintas de algunas de ellas se podría deducir que el tal Paco las sometió a algún tipo de conjuro para que salgan tan contentas con la cabeza como el culo del pato Donald. Pero es que hay gente que lo lleva muy bien. Supongo que habrán tenido la fuerza de voluntad de dedicar media vida a la búsqueda y captura de su santo grial. Y yo tampoco tengo ganas de molestarme tanto.

Yo voy a la pelu cuando no me queda más remedio. El tema estaba tan descuidado que parecía la Pantoja de resaca del Rocío. Y tampoco es plan.

Me mentalizo, me preparo y ensayo:

- "Me saneas las puntas, me lo capeas un poco y me desfilas un poco esto que algún día fue un flequillo".

Las dos primeras peticiones fueron aceptablemente satisfechas. La criatura no es Llongueras (si es que eso es bueno) pero lo mío debe ser la lección 1 del temario de corte.

Pero ay la tercera! Sólo a mí se me ocurre llevarme un libro interesante a la pelu. Creo que por eso la gente lee revistas, para no enfrascarse y poder evitar males mayores.

Yo estaba a lo mío cuando me dice:

- A ver levanta un momento la cabeza que te desfilo el flequillo.

Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.

¡Aquello ya no tenía arreglo! Casi me tiro de la butaca para recoger los miembros amputados de mis pelos y reimplantarlos con cianocrilato donde estaban.

Me lo peina hacia abajo y parezco Ringo Starr.

Me lo peina de lado y los pelos se resisten. Ahora parezco Tina Turner.


Por no arrebarle el secador y atizarle con él, le digo que me encanta y que me diga cuánto se debe. Lo primero que hago al llegar a casa es meter la cabeza debajo del grifo y rezar porque la anarquía natural de mi cabello disimule el desastre. Me equivocaba. Ahora es peor.

Mañana voy a instaurar los jueves con gorra en la oficina. Y pasado lo intentaré con los viernes con turbante. A ver si cuela.

5 comentarios:

Ana dijo...

Ja,ja,ja... Me reconozco perfectamente en tu post... y creo que es algo universal: las mujeres nos queremos morir siempre que salimos de la peluquería con nuestro nuevo corte de pelo. Seguro que mañana ya te lo pones a tu estilo, y en cuanto te digan dos veces lo bien que te queda (porque la gente es así de maja o de falsa, según las circunstancias)seguro que ya lo ves todo de otra manera... O no, pero el consuelo es que el pelo crece... así que... Ánimo!!!

Chelo dijo...

Si, efectivamente lo de leer revistas del corazón está directamente relacionado con poder tener un ojo puesto siempre en la tijera. Yo la última vez que fui (bueno, la penúltima) le pedí que me saneara las puntas y la cabrona me cortó un palmo, cuando le digo "¿me has cortado mucho, no?" me suelta -no pondré adjetivo- "hija, es que lo tenias fatal" ¿fatal? ¿un palmo fatal? será desgraciada!

Inverosímil dijo...

Pues sí chicas, apañarme el estropicio me está costando más de lo previsto pero todo volverá a la normalidad antes o después.

Yo no sé qué pasaría si el resto de negocios fueran como las peluquerías: quiero un coche rojo cuatro puertas y a gasolina. Sí, por supuesto aquí tiene su triciclo a motor azul propulsado por queroseno de avión. Y le queda fenomenal! Espere que se lo enseño por detrás...

Una pena.

elhombreamadecasa dijo...

Yo opto por no innovar y los mensajes simples: el tres por detrás y por los lados y por arriba con tijera y corto. Solo una vez usé una foto para explicar lo que quería y se ve que no era nada nuevo porque me pasaron el tres por detrás y por lo lados y por arriba con tijera y corto.

Inverosímil dijo...

Decidio, la próxima vez que me pasen la maquinilla y listo. Si es que no hay nada como poder cuantificar las magnitudes.

Dónde este "corte al tres" que se quite el "me lo cortas dos deditos".