viernes, 5 de febrero de 2010

But aaaaam

Viendo el otro día uno de los últimos episodios de “Cómo conocí a vuestra madre” se me ocurrió una idea muy tonta pero que podía dar mucho juego.

En este episodio, como en casi todos los de la serie, es mucho mejor la trama secundaria que la principal. La principal trataba sobre una nueva compañera de trabajo del protagonista casado de la serie. La artista invitada que interpretaba este papel era Amanda Peet, hecho que fue recibido por parte de Mi Santo dando palmas con las orejas.

La trama secundaria versaba sobre la insólita notoriedad que había conseguido otra de las protagonistas, Robin, que, hasta el momento, presentaba el programa de televisión con menos audiencia de toda la costa este. Una especie de matinal (que se emite a las cinco de la mañana) con entrevistas tontas y reportajes ridículos.

Robin empieza a ser reconocida en lugares públicos y sus admiradores (todos estudiantes universitarios) le comentan que no se pierden ni uno de sus programas. Los estudiantes resultan ser alumnos de Ted (el que cuenta a sus hijos cómo conoció a su madre) y éstos le confiesan la razón de tal seguimiento.

A la hora que se emite el programa, ellos todavía suelen estar de fiesta y, después de algún tiempo de observación, se dieron cuenta de que la presentadora tenía una muletilla muy recurrente. En versión original es algo así como: “But aaaaaam…”.

¿Y qué puede sugerir esto a gente borracha en un bar? Pues, evidentemente, un juego para beber. Cada vez que Robin soltaba su But aaaam, chupito pal cuerpo.

Al final ella se entera y se venga de todos repitiéndolo mil veces en el programa y provocando unas melopeas brutales a sus fieles seguidores que no pueden renunciar a sus principios y tienen que llevar el juego hasta sus últimas consecuencias.

Nada demasiado original pero hace risa.

Todos tenemos nuestras muletillas, unos más que otros, pero seguro que no todo el mundo puede decir que tiene un amigo con complejo de gaita.

Según la Wikipedia, la gaita es un instrumento de viento que, en su forma más simple, consistente en un tubo preformado (puntero), provisto de caña e insertado dentro de un odre, que es la reserva de aire. El aire entra en el odre (fol) a través de un segundo tubo, que tiene una válvula que impide la salida del aire provisto por los pulmones del gaitero. Éste comprime con su brazo el odre para mantener la salida de aire con sonido (tempero).

Eso del tempero parece ser el ruido ambiente de la gaita. Siempre está ahí.

El término “complejo de gaita” fue inicialmente acuñado para describir la forma de cantar de Rufus Wainwright. En todo momento de una canción su garganta está emitiendo algún sonido. Lo que lleva a que se termine ahogando y tenga que respirar en modo aspiradora. En los discos se oye bastante y, una vez que lo descubres no puedes dejar de oirlo… yo he llegado a cogerle un poco de manía.

Para muestra un botón.



Yo tengo un amigo con complejo de gaita. Cuando se arranca a hablar no puede parar, no puede haber silencios. Normalmente habla como una escopeta, por lo que también se ahoga, pero cuando se atranca, siente la irrefrenable necesidad de emitir un eeeeeeeeeeeeeeeeeeeee hasta que encuentra la palabra adecuada para continuar.

Y como uno más uno suelen ser dos, ya teníamos juegecito para las copas del viernes. La gracia de esto reside, por supuesto, en que el protagonista no se entere de que lo es.

El número de jugadores fue reducido (Mi Santo, otro amigo y yo). Me acordé tarde y el de la gaita no se levantaba del sofá así que sólo se lo pude comunicar a mis vecinos de sitio.

La cosa empezó tímida pero al final se nos fue de las manos y nos acabó pillando. Cada vez que soltaba su eeeeeeeeeeeeee, nosotros brindábamos y hacíamos los coros.

A pesar de ello, vamos a intentar repetirlo este fin de semana. Pero este será el único medio en el que se comunique tal propósito. Esto me lleva a poder acometer un experimento con doble propósito:

- Comprobar quiénes de los que dicen que me leen verdaderamente lo hacen y con qué frecuencia.


- Verificar sin lugar a dudas que la gaita jamás ha leído mi blog a pesar de haber sido debidamente informado.

Seguro que el resultado me provocará un bajón pero… ¿y si cuando la gaita entone su nota echo mano a mi vaso y veo que todos los demás también lo hacen?

El hecho de que exista una remota posibilidad de que esto ocurra hace que merezca la pena intentarlo.

P.S.: El juego será válido en cualquier reunión que se produzca con la gaita en los dos próximos fines de semana (que no sé yo si hoy se va de viaje).

4 comentarios:

Chelo dijo...

he empezado a leer y he tenido que parar, spoiler, que eres una spoiler! todavía no he llegado ahí, voy por cuando T.M. decide montarse en despacho en su casa... la verdad es la serie está genial, me encanta

besos y ya volveré sobre esta entrada cuando empecen a reconocer a R por la calle....
besotes

elhombreamadecasa dijo...

Muy mal lo que has contado de Rufus porque ahora cada vez que lo eschuche pensaré en lo de la gaita y ya no volverá a ser igual.

Inverosímil dijo...

Chelo, toda la razón, debí poner alerta de spoilers pero, te aseguro que no es nada crucial y que no es contarlo como verlo.

elhombreamadecasa, lo siento, es una putada compartirlo pero ya no lo podía guardar más tiempo para mí sola.

elhombreteledirigido dijo...

suerte con vuestro experimento. este finde nos vamos por ahí pero brindaremos cada minuto para intentar seguir el ritmo, allá donde estemos.