viernes, 16 de octubre de 2009

Dilbert

El que me identifique con una trama o personaje no suele ser una razón importante para que me guste una peli, libro o historia en general. Apañá iba si así fuera porque muy pocas cosas me podrían gustar. Pero si te identificas con algo que además es bueno y gracioso, pues hace mucha más risa.

Eso me pasa con Dilbert. Es el protagonista de una tira cómica que aparecía en varios periódicos y que ha dado lugar a una serie de animación y artículos de coña variados.

Dilbert trabaja en una multinacional y tiene un perro megalómano que habla llamado Dogbert (y que es anterior al Brian de Peter Griffin). El presidente de la multinacional es el demonio encarnado en un gato, Catbert. Sólo esto parece suficiente para que mucha gente se identifique con la historia. Jefes ineptos, inútiles e inacabables reuniones, compañeros de trabajo molestos, burocracia exasperante, proyectos absurdos… el pan nuestro de cada día.

Pero en mi caso esta sensación se amplía porque Dilbert es ingeniero. Y, hay que reconocer que somos uno de los gremios menos representados en la ficción. Y no sé por qué. Si somos guays!

Aunque no es que Dilbert nos deje muy bien. Es un ingeniero genial pero desmotivado por el devenir empresarial y más bien sociópata (vive con su madre y esas cosas). Y lo suyo es de nacimiento:



Hay tiras geniales. Y que nadie se me ofenda porque hay profesiones que no salen muy bien paradas. No se vale matar al mensajero.

Y otra cosita, después de una hora intentando incrustar tiras en español y sintiendo una gran frustación al comprobar que ninguna tiene suficiente resolución como para que el texto sea legible a un tamaño superior al usado para escribir El Quijote en un grano de arroz, me resigno a sólo poder poner tiras en inglés. Sorry.


Dilbert.com



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6 comentarios:

Chelo dijo...

si, a mi también me encanta Dilbert (aunque no soy ingeniera) también me identifico a veces con algunas de sus tiras, ese humor seco y a veces un poco evidente me saca muchas sonrisas

Inverosímil dijo...

Algo muy útil es aprovecharlo de desahogo colectivo contra jefes ineptos.

Isa dijo...

Pues yo lo he intentado y no le cojo el punto... hay que ver lo diversos que somos, especialmente en lo que al sentido del humor se refiere... y que desagradable es soltar una gracieta y que nadie la pille o estar en medio de un grupo en el que todos se ríen y tú no le ves la gracia...

Eso me pasó cuando fui a ver El otro lado de la cama, que tenía al cine entero a mi alrededor descojonao y a mi no me sacaron más que medias sonrisas...

Inverosímil dijo...

Yo creo que me encuentro peor cuando no me hace ni puñetera gracia algo por lo que el resto se descojona que el que los demás no se rían por algo que a mí me parece tronchante... Así por lo menos me río aunque sea sola.

Lo mismito me pasó con El otro lado de la cama y... no sé si decirlo... esto puede levantar ampollas... Venga va! Lo mismo me pasa con la hora Chanante y sus sucedáneos. Hala, ya está, ya lo he dicho!

Chelo dijo...

Inverosimil, NOOOOOOOOOOO!!! pero si la Hora Chanante es descojonante ¿has visto el video de Ferrán Adrià?

Lo del Otro lado de la cama, igual, ni pizca de gracia...

Inverosímil dijo...

Pues, para poder opinar con rigor, acabo de ver el Celebrities de Ferrán Adriá... y qué quieres que te diga... Que ni pizca de gracia.

Les reconozco el mérito de la idea y me hacen mucha gracia las expresiones de Albacete... pero ya.

Igual me lo debería hacer mirar...

Es que yo soy más de los Monty Python... que dónde va a parar...