jueves, 16 de julio de 2009

Libre elección

Ahora que me paro a pensarlo, creo que yo me tomé eso de la Libre Elección demasiado a pecho. Supongo que tan libremente como la mayoría. Pero creo que casi ninguna tuvo algo que ver con mi carrera.

Mi prioridades, como las de casi todos, eran que no hubiera que hacer examen y que el horario me viniera bien. Definitavemente creo que me tomaron el pelo todos y cada uno de los que pregunté sobre esas joyitas de asignaturas. Supongo que pensarían que, ya que yo estuve jodido todo un cuatrimestre por esa mierda, compartamos la experiencia.

Si hago memoria, creo que soy capaz de recordar unas cuantas: Inglés Intermedio, Construcciones Industriales, Liberalismo y democracia en la España contemporánea, Introducción a la gestión de Recursos Humanos, Protección contra Incendios y Autoprotección, Adopción Internacional, Expresión oral y escrita, Programación de procesos aleatorios básicos en Visual Basic (con esta me lo busqué yo solita y encima estaba en otro edificio)... e Introducción a la Historia de la Música.

Esta última era surrealista pero tuvo sus buenos momentos. Venía un italiano raro con un radiocasette... no miento, era de los que tenían reproductor de CDs que no soy tan vieja, soltaba una chapa sobre el periodo que tocara, audición de una obra representativa de la época pero que sólo conocía él y quién la compuso y después un debate.

A mí me gustaba. Estudié algo de música y eso siempre queda. Lo malo de cualquier asignatura que hable de la historia de algo es que cuando se empieza a poner interesante se acaba. Cuando parecía que estábamos llegando al siglo XX y que en cualquier momento empezaríamos con el jazz o el swing, el profe decidió sorprendernos.

- Hoy vamos a escuchar una obra de 1963.

Yo cruzaba los deditos. Que sean los Beatles! Que sean los Beatles!

- El Requiem, para soprano y mezzosoprano solistas, coro mixto y orquesta de György Ligeti.

Anda Giorgi! Como la gomina de Chayanne! Puf qué mala pinta...

- Algunos lo conocereis porque uno de los movimientos forma parte de la banda sonora de "2001: Una odisea en el espacio" de Stanley Kubrick.

Bieeeeeeeeeeeen.

No puedo decir cuál la fue la duración de aquella tortura pero a mí me parecieron entre siete y ocho lustros. Si tuviera que describirlo diría que es el hilo musical que suena en los ascensores que bajan al infierno. Si alguien se atreve puede escuchar aquí el primer movimiento.




Cuando aquello terminó, el 60% de la clase había intentado abrirse las venas con un boli bic, un 10% había abierto la ventana para saltar al vacío pero no pudo porque tenía rejas y el 30% restante simplemente dejó de respirar.

Creíamos que acaba de terminar nuestra peor pesadilla colectiva cuando un tío larguirucho con el pelo lacio y largo y las mismas gafas que usaba en tercero de E.G.B. levantó la mano. Cuando el profersor le dió la palabra soltó:

- Es realmente impresionante pero creo que es un error generalizado el considerar esta obra como un Requiem cuando todo el mundo sabe que es un Post-Requiem. Era el estilo de Ligeti.

El estupor y la lobotomía auditiva a la que habíamos sido sometidos nos impidió linchar a ese elemento como se merecía.

4 comentarios:

elhombreteledirigido dijo...

Revisa el enlace del vídeo que no funciona, suena algo así como si mi ordenador se estuviese desintegrando...

Desde la otra habitación me gritan que apague eso que tienen miedo!!!

Inverosímil dijo...

Pues imáginate lo que era no poder escapar y tener que poner cara de: "Sí, sí, es un post requiem... ahí viene el Kirie!"

eduardoritos dijo...

La única vez que me he puesto los auriculares en el móvil, caí en Radio Nacional Clásica, y pusieron esta pieza mientras esperaba el bus para volver a casa después de trabajar.
He de reconocer que me fascinó esa banda sonora viendo el tráfico y la gente que iba y venía, pero también, reconozco que no he vuelto a escuchar la radio, excepto para acompañar el desayuno.

Inverosímil dijo...

Pues quizá ese fuera un buen momento para escuchar algo así... Aún así se me hace un poco durillo.

Desde luego no son muchas, pero todavía quedan cosas que merecen la pena ser oídas por la radio.