martes, 29 de septiembre de 2009

De todo menos risa

Ya durante la noche te lo vas barruntando. Estás medio dormido medio despierto pero ese medio agobio que tienes te dice que mañana no va a ser ni medio bueno.

Duermes mal, cuando no tienes calor, tienes frío, media vuelta pacá media vuelta pallá. Pero pillas el sueño profundo y comatoso media hora antes de que suene el despertador. Suena pero no lo oyes. Cuando te vuelves a conectar al mundo ya es demasiado tarde.

Descubres cuando menos lo necesitas que a tu caldera le han diagnosticado esquizofrenia y recibes un tratamiento de contraste térmico digno de un spa pero gratis.

Después de dar tres vueltas a la manzana pulsando el botoncito del mando del coche y esperando a que a alguno, da igual cual, se le enciendan los pilotos, se abra y te puedas ir ya, recuerdas que anoche lo dejaste en el garaje. Deshaces el camino andado, arrancas tu coche y un pitido te anuncia que el depósito está más seco que el Sahara. Bieeeeeeen.

Ya llegas más de hora y media tarde pero cuando te aproximas a tu destino se presenta un atasco inesperado. Habías olvidado que es el día de la romería del cristo de no sé qué ermita que hay cerca de tu trabajo. La gente colapsa la carretera y la Guardia Civil ha cortado tu desvío.

Después de mentar a todos los miembros del santoral, que lleva un rato, terminas por llegar al aparcamiento. Al pasar por el control te das cuenta que te has dejado la identificación en la mesa del salón. Te toca pasar por la garita y esperar para que te den un pase provisional después de que hagan lo mismo con toda la tropa de delegados de ventas del mundo mundial que se han puesto de acuerdo para joderte la vida y tener una convención el día que peor te viene.

Pasas como una exhalación por la oficina en dirección a tu mesa esperando que nadie haya notado tu ausencia. Negativo. Como junto con la identificación llevas colgado el móvil al que no has podido contestar porque sigue en la mesa del salón y todavía no dominas la bilocación, el fijo tiene siete mensajes. Cinco urgentes. Dos son broncas de las de “demasiado tarde”.

Mientras escuchas los mensajes empiezas con el correo electrónico. Lo mejor, los putos polacos (putos éstos que me amargan la vida, no el resto del país) te han dado una cuenta de envío falsa (para no apoquinar el envío supongo) y no sólo no han recibido los prototipos que estuviste preparando tres días sino que se han perdido.

Ya ha pasado la hora del desayuno y, como tampoco has podido tomarlo en casa, la hipoglucemia te invita a volver a la cama. Pero eso supondría volver a luchar con los romeros y no son gente muy amigable cuando te pones en su camino.

Así que te lo tomas por la vía nerviosa y te pasa lo que a Tom Hanks.

2 comentarios:

elhombreamadecasa dijo...

Lo peor / mejor de las noches de insomnio es que muchas veces llegan sin avisar, justo cuando no tocan porque te creías relajado y con la conciencia en paz.

Me has dejado muy intrigado con tu trabajo. Lo de prototipo suena a algo interesante.

Inverosímil dijo...

Las leyes del insomnio son inescrutables.

A mí me resulta interesante pero no sé si realmente lo es. Me dedico a la fabricación y desarrollo de abrasivos de no tejido. A que suena pofesional? Pues son estropajos! Y de esas cosas también se hacen prototipos.