sábado, 5 de septiembre de 2009

Historias de no dormir II: en cama ajena

Un verano, antes de que Mi Santo ostentara ese cargo, se fue con unos amigos a la playa. La expedición estaba formada por la típica cuadrilla de amiguitos de toda la vida más un “amigo de”, un añadido de última hora.

El conocerse desde hace muchos años y ser un poco cabroncetes hace que pusieran a “amigo de” a dormir con Mi Santo. No sabía el pobre dónde se metía.

Los muchachos salieron de fiesta y se recogieron a una temprana hora de la madrugada. A la mañana siguiente, un integrante de la expedición se encontró a “amigo de” hecho un ovillo en el sofá, tapado con una sábana hasta los ojos y con cara de haber visto al diablo.

- Pero, ¿qué te pasa tío? ¿Qué haces aquí?

- ¿Que qué hago aquí? Tu amigo ronca como un animal y no conseguía dormir. Pero cuando ya me estaba quedando frito me despierto del susto porque se estaba metiendo en mi cama! Le he gritado y no contestaba pero se seguía metiendo en mi cama! ¡He tenido que salir por patas de allí!

El amigo se empezó a descojonar y le contó a “amigo de” que Mi Santo era un poco sonámbulo pero inofensivo y que no era nada personal. Debía haberse levantado, darse un paseo, desorientarse y meterse en cama ajena pensando que era la suya.

- Sí, sí, lo que tú quieras, pero yo no vuelvo a dormir con ese tío.

No hay comentarios: